Actualmente se atienden diariamente a 781 niños que reciben un almuerzo caliente en los estados de Guerrero y Guanajuato.
En los comedores comunitarios se fortalece el tejido social, ya que, desde la construcción se trabaja con los habitantes para que de manera activa participen, se apropien del proyecto y continúen con la operación del mismo, bajo un enfoque de equidad de género, lo que permite transformar los roles sociales tradicionales.
En los comedores comunitarios se inculcan hábitos higiénicos, se fomenta la corresponsabilidad de los niños enseñando a que cada uno lave su plato y su vaso.
Los comedores comunitarios son concebidos como espacios escalables que desarrollan capacidades entre los habitantes y favorecen la sustentabilidad alimentaria con proyectos productivos agroecológicos que complementan la ingesta alimentaria de los niños que acuden a consumir alimentos saludables.